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Parámetros de rugosidad

Los parámetros de rugosidad son las medidas cuantitativas utilizadas para caracterizar la textura de una superficie. En este post, exploraremos los parámetros de rugosidad más comunes para la medición de rugosidad superficial para así poder identificar la necesidad requerida para cada aplicación:

Rugosidad promedio aritmético (Ra)

Es la medida más comúnmente utilizada para describir la rugosidad superficial. Representa la media aritmética de las desviaciones de la superficie con respecto a un plano de referencia.

En otras palabras, Ra es una medida del promedio de las alturas de los picos y los valles en la superficie. La medida Ra se utiliza en la industria para especificar la calidad superficial requerida en una amplia gama de productos y procesos.

Rugosidad promedio de crestas (Rz)

Es la medida de las alturas máximas de la superficie y se basa en la media de las cinco crestas más altas y las cinco más bajas dentro de la longitud de evaluación.

Se define como la altura media de las crestas de la superficie en relación con un plano de referencia, normalmente medido en micrómetros (µm) o en unidades de rugosidad Ra.

La rugosidad promedio de crestas es una medida muy importante ya que afecta a la fricción, el desgaste y la resistencia mecánica de una superficie.

Rugosidad total (Rt)

Medida de la altura total de la rugosidad y se basa en la medición de la desviación máxima entre el mayor de los picos y el más profundo de los valles.

La rugosidad total se puede medir de diferentes maneras, dependiendo del tipo de superficie y del propósito de la medición. Por ejemplo, de forma mecánica, la rugosidad total se puede medir con un rugosímetro, que mide la altura de las irregularidades en una superficie.

La rugosidad total es muy  importante, ya que puede afectar la calidad y el rendimiento de los productos y maquinarias. Por lo tanto, es esencial controlar y minimizar la rugosidad total en la fabricación y el diseño de las piezas.

Rugosidad máxima de Pico (Rp)

Es una medida de la desviación positiva máxima de la superficie con respecto a un plano de referencia.

Esta medida es esencial en muchas aplicaciones, donde la rugosidad de las superficies puede afectar la fricción y la resistencia al desgaste de los materiales.

Rugosidad máxima de Valle (Rv)

Es una medida de la profundidad máxima de la superficie en forma de valle respecto a un plano de referencia. Es decir, es la medida de la profundidad de la característica más profunda o la parte más baja de la superficie.

La rugosidad máxima de valle es una medida importante de la rugosidad de una superficie, ya que indica la cantidad de espacio que hay entre las partes más altas y las partes más bajas de la superficie, y también, donde la rugosidad de las superficies puede afectar la conductividad eléctrica o la disipación de calor.

 

Es relevante destacar que la elección de los parámetros de rugosidad adecuados dependerá del tipo de superficie que se esté midiendo y del propósito de la medición. Por lo tanto, es fundamental utilizar las herramientas de medición adecuadas y tener en cuenta todos los factores que puedan influir en la rugosidad de la superficie.

Parámetros de rugosidad

¿El acero inoxidable se oxida?

Son muchas personas las que piensan que un acero inoxidable no puede oxidarse. Así que, para empezar, aclararemos que, en los aceros, el término «inoxidable» no significa que esté exento de oxidación, sino que, por su composición, su resistencia a la corrosión es mayor y al exponerlo a las condiciones propicias, es más complicado que esta prospere… ¡aunque no imposible! Por ello, se explica a continuación el proceso por el cual el acero inoxidable se oxida.

El proceso de oxidación

¿El acero inoxidable se oxida? 1

La oxidación es un fenómeno natural. El oxígeno, omnipresente en nuestra atmósfera, es un sujeto muy promiscuo con el resto de los elementos, así que estos siempre reaccionan con el medio que los rodea, de ahí que solamente unos pocos pueden hallarse en la naturaleza en su forma pura. El hierro no es una excepción.

En condiciones de humedad, el hierro reacciona con el oxígeno contenido en el agua para formar óxido (Óxido de hierro), que se deteriora rápidamente exponiendo más material a la reacción y convirtiéndose en corrosión mediante esta reacción en cadena. Tanto el hierro como los aceros al carbono no aleados son muy susceptibles a este tipo de reacción.

La oxidación se forma en una fina capa superficial, y puede repararse fácilmente mediante el correcto tratamiento de lijado y pulido, sin embargo, cuando el metal es atacado y se produce un deterioro de la superficie, llegando a degradar el cuerpo del material, se produce la «corrosión» y la superficie no podrá recuperarse.

El acero inoxidable tiene la habilidad de bloquear la reacción de oxidación, generando una capa superficial denominada «capa pasivante» precisamente porque impide la interacción, y con ello, la reacción entre el metal y el medio… y ¿cómo lo hace?

Cómo se oxida el acero inoxidable: el papel del cromo

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Para que un acero se denomine inoxidable, debe alearse con elementos que faciliten la creación de la capa pasivante que actuará como escudo, y aunque existen varios elementos aleantes, que pueden potenciar la resistencia a la corrosión, el cromo es el que mejor desarrolla esta tarea.

Las moléculas de cromo reaccionan con el oxígeno creando una fina capa superficial (Óxido de Cromo) estable y duradera. A diferencia del hierro, esta capa oxidada, no prosperará más allá de esta fina película superficial protegiendo el acero de la oxidación.

Para que el cromo pueda asociarse al oxígeno, debe estar presente en la aleación en una cantidad mínima del 10,5%, a partir de la cual se convierte en un acero «inoxidable», que creará y regenerará su escudo de forma autónoma siempre que cuente con oxígeno a su alcance, y cuanto mayor sea el contenido de cromo más rápido se regenerará la barrera.

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Otros elementos aleantes, como por ejemplo el molibdeno, pueden potenciar notablemente el desarrollo de la capa pasivante y aumentar así la «inoxidabilidad» del acero.

La formación de la capa protectora se inicia de forma instantánea, y puede llevar entre unos minutos y varias horas, en función de las condiciones.

Pero si en ese momento crucial, se somete al material a condiciones especialmente agresivas, se contamina con partículas de hierro o productos químicos inadecuados, se daña estructuralmente por esfuerzos de expansión y contracción, provocados por calentamientos o enfriamientos rápidos, o se dificulta o impide la formación de su capa pasivante, limitando el oxígeno a su alcance. Irremediablemente se producirá la oxidación del acero inoxidable.

Cómo evitar que nuestro inoxidable se oxide

La aleación adecuada

Lo primordial, es escoger el material adecuado al entorno en el que va a permanecer y a los esfuerzos y requerimientos que va a sufrir. Cada tipo de acero inoxidable tiene su nivel de resistencia a la corrosión, así como otras muchas cualidades que vienen determinadas por su grado y composición. Consulte el valor PREN (Pitting Resistance Equivalent Number) para determinar si su producto podrá afrontar atmósferas más o menos agresivas, por ejemplo, según la distancia al mar, instalar un pasamano de AISI304 en un paseo marítimo sería un desastre.

Se debe elegir concienzudamente el producto más adecuado, ya que será determinante para su vida en servicio y evitará desagradables consecuencias.

Existen centenares de opciones a la hora de escoger el material idóneo, sin embargo, las soluciones fácilmente accesibles en el mercado se limitan a una decena.

Un almacenaje correcto

Proteger adecuadamente las piezas mientras están almacenadas, evitando exponerlas a golpes, rayaduras o contaminantes, ya sean químicos o al contacto con aceros al carbono u otros metales. En los talleres se debe evitar que virutas o polvo de otros procesos entren en contacto, o que la maquinaria de la zona colindante pueda salpicar aceites, taladrinas u otros líquidos.

Un diseño sin zonas de riesgo

Se debe tener en cuenta la orientación de los materiales en el momento de su instalación, evitando crear zonas cóncavas o recovecos que puedan convertirse en depósitos acumulando agentes corrosivos sin evacuarlos de forma natural, especialmente en intemperie.

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Acero inoxidable y acero al carbono, siempre lejos

Procesar ambos materiales en su actividad, hazlo por separado, en zonas perfectamente aisladas. Utilizar herramientas específicas para cada material y jamás mezclarlas. Mantener la maquinaria libre de polvo y restos que puedan contaminar el ambiente. Las virutas de corte o polvo de lijado o pulido pueden depositarse sobre el material generando una fuente de potencial oxidación. Si debe unir dos metales diferentes, utilice aislantes para evitar una corrosión galvánica.

Protección activa

En todo proceso de manipulación y fabricación de piezas como la soldadura, mecanizado, estampación, corte, lijado, pulido, etc, se produce una destrucción de la capa pasivante que debe regenerarse utilizando el oxígeno al alcance. Dejar un tiempo prudencial antes de recubrir o plastificar el material de manera que pueda desarrollarse un correcto pasivado.

Pasivado «extra»

Aparte del pasivado natural, existen métodos para reforzar o mejorar el escudo de nuestro acero inoxidable. El pasivado químico consiste en realizar una limpieza del material para eliminar la presencia de partículas metálicas o posibles agentes oxidantes de la superficie, para después proporcionarle unas condiciones óptimas que favorezcan la regeneración de su capa pasiva.

Este proceso suele llevarse a cabo en piezas para industrias con mayor susceptibilidad, como la farmacéutica o aeronáutica, aunque es adecuado y aconsejable en toda industria.

Soldadura de calidad

Para realizar trabajos de soldadura en acero inoxidable se deben tener en cuenta algunos aspectos extra que entran en juego con este material, puesto que la exposición prolongada a las altas temperaturas de soldeo puede provocar una reacción que forme carburos con el cromo de la zona, debilitando la aleación (sensibilización) y disminuyendo así la resistencia a la corrosión.

Consulta a los expertos sobre el aporte adecuado y los parámetros que minimicen el riesgo de sensibilización del acero.

Como en todo trabajo de soldeo, la superficie debe ser correctamente preparada antes de la unión, mediante un lijado o cepillado adecuado. Si utiliza un cepillo, debe ser de acero inoxidable para no contaminar el material.

Después de soldar, se debe realizar una limpieza de la zona soldada para eliminar tensiones y zonas susceptibles de oxidación, surcos o esquinas pronunciadas.

Eliminar las zonas con decoloración si se han producido, mediante un producto adecuado o mecánicamente, con un lijado y pulido. También puedes intentar evitar la decoloración térmica del acero inoxidable. En función del volumen a eliminar, puede ser necesario un proceso u otro. Consulta a los expertos de lijado el más adecuado.

Un mantenimiento adecuado

El acero inoxidable se considera un material de bajo mantenimiento, aunque no nulo. Un ligero lavado de forma regular es necesario y el agua de lluvia puede ser suficiente, aunque según el grado y la agresividad del ambiente puede requerir un mantenimiento más frecuente con detergentes adecuados o incluso la aplicación de capas protectoras basadas en aceites o ceras que deberán también renovarse regularmente.

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Un proceso de lijado y pulido adecuado

Si se realiza un proceso de lijado que requiera de varios pasos, se debe tener en cuenta que: cuanto mayor sea la rugosidad de la pieza, mayor será su susceptibilidad a la oxidación, puesto que retendrá más fácilmente partículas potencialmente contaminantes.

Un escalonado de granos correcto durante el lijado, producirá superficies más homogéneas y resistentes a la corrosión, así como una superficie mal lijada se convertirá en una posible fuente de corrosión. Una falta de pasos de esmerilado o un salto excesivo entre los granos durante el esmerilado provocará, que la superficie contenga futuros focos de corrosión y la aparición del fenómeno “Tea Staining” que se muestra en la imagen.

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En pulidos mecánicos en los que se suele establecer un procedimiento, pero sin especificar concretamente unos valores de rugosidad límite salvo especificación expresa, y si algún fabricante lo hace, se limita a dar un parco valor de Ra muy poco descriptivo sobre la calidad superficial, por lo que deberemos considerar simplemente que, a menor rugosidad, mejor resistencia a la corrosión.

Para una superficie esmerilada mecánicamente se aconseja no sobrepasar un valor de Ra de 0,5µm, que se podrá conseguir con un proceso correcto de lijado hasta grano P320, sin embargo, a mayor susceptibilidad del conjunto (material y medio), una menor rugosidad siempre ayudará a evitar la oxidación.

Desde VSM, como fabricantes de abrasivos, esperamos que este post en el que te hablamos sobre si el acero inoxidable se oxida te haya servido de ayuda. En nuestro blog también publicamos todo tipo de información sobre los abrasivos, como por ejemplo, cómo satinar el acero inoxidable con estos productos.

Descubre nuestra gama de abrasivos industriales: discos abrasivos, bandas abrasivas y mucho más.

¿Cómo mantener la estabilidad de la rugosidad en el acero?

Los procesos de lijado de planos son muy comunes y están muy automatizados. El acero, ya sea inoxidable o no, se lija en forma de chapas, pletinas, perfiles y bobinas.

Muchas empresas tienen un proceso estandarizado para esta operación ya que es preciso dejar la superficie de la pieza siempre bajo el mismo estándar de calidad, manteniendo estable el valor de rugosidad.

Esta estabilidad puede ser fácilmente alcanzada si sabemos lo que estamos haciendo. El lijado de un plano con una máquina automática puede ser una tarea tan fácil y rutinaria como compleja y conflictiva.

El reto de la estabilidad

Cuando tenemos que cumplir unos estándares mínimos de calidad, el método de lijado más efectivo es el automático, las herramientas manuales como amoladoras angulares pasan a un segundo plano.Hablaremos sobre un lijado de planchas de acero inoxidable con una máquina de banda ancha.

Descripción del caso:

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  • Material: Acero inoxidable 600x800x1,5.
  • Máquina: Lijadora de banda ancha 1300×2620 de un solo cabezal.
  • Polea: Polea de contacto goma blanda, 40sh.
  • Abrasivo en uso: Banda ancha grano compacto asiático.
  • Dificultad: Hay que hacer 4 lecturas de Ra inferiores a 0,6 y tenemos una sola pasada.

Resultados de la prueba

VSM presentó su producto multicapa de granulado blando de óxido de aluminio para contrarrestar las desviaciones de calidad por contaminación de grano del producto asiático.

Se lijaron 25 chapas que ya habían sido trabajadas con el producto asiático en igualdad de condiciones, con los siguientes resultados:

¿Cómo mantener la estabilidad de la rugosidad en el acero? 8

Conclusión

Nuestra tecnología multicapa de granulado blando de óxido de aluminio, al no presentar ningún tipo de contaminación de grano y tener un reparto de grano muy homogéneo, permitió al cliente:

  • Realizar el trabajo dentro de los estándares solicitados.
  • Realizar el trabajo en menos tiempo.
  • Calentar menos la pieza.

El cliente quedó gratamente sorprendido por el resultado, procediendo a contar con VSM, líder en la fabricación de abrasivos, como proveedor para sus bandas y valorando la aportación que le permitió mejorar la calidad de fabricación. 

Esperamos que este caso práctico sobre cómo mantener la estabilidad en la rugosidad te haya servido de ayuda. Si necesitas más información acerca de nuestros abrasivos industriales o tienes dudas, contáctanos. Descubre otros post de VSM como el que hablamos sobre la arquitectura en el mundo abrasivo o sobre cómo satinar acero inoxidable.

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Robert Albir
Business Development Manager – Area Manager Zona Norte y Centro

Acero inoxidable: ¿Cómo nos ayuda un correcto lijado a evitar contagios?

El papel de la Rugosidad del acero inoxidable

Contagio de enfermedades

A algunos os habrá sorprendido el título de este artículo. ¿Qué influencia puede tener el correcto lijado de una superficie en la transmisión de enfermedades? La respuesta está en la rugosidad: una superficie más o menos rugosa influirá decisivamente en la acumulación de gérmenes que transmiten enfermedades. Por ello, un correcto proceso de lijado permitirá obtener buenos valores de rugosidad, facilitará la higiene y por lo tanto reducirá el riesgo de transmisión de virus o bacterias que se contagian por contacto. Hay muchas formas de medir la rugosidad: ¿Cuál es la mejor?

Existen microorganismos que se propagan al entrar en contacto con la boca, nariz y/u ojos. Una forma muy habitual de transmisión es tocar algún objeto que ha tocado alguien portador de la enfermedad, o sobre el cual se haya podido depositar sus gotitas respiratorias.

Hasta aquí nos lo sabemos todos, pero ¿Cómo puede la rugosidad ayudar a combatirlo?

¿Qué es la rugosidad superficial?

Son una serie de parámetros que, en perfilometría simple 2D, tienen en común la letra “R”. Determinan la orografía de valles y picos que tiene una superficie de acero inoxidable. Se miden con unos dispositivos de gran precisión llamados rugosímetros.

Aunque hay muchos parámetros “R”, veamos los que más se emplean en la industria:

  • Ra: La más empleada. Mide la desviación media respecto a la línea intermedia entre los valles y los picos, dentro de la longitud medida.
  • Rz: Mide la altura máxima del perfil en el tramo analizado. Dicho de otro modo, la altura entre el valle más profundo y el pico más alto. Puesto que Ra sería una media, este otro parámetro se usa para complementarlo y detectar picos o valles que se escapan de la media.

¿Qué tiene que ver Rugosidad con las enfermedades?

La rugosidad y la salud son viejos conocidos. Sobre cada superficie se depositan las bacterias y los virus procedentes del contacto con las manos o las emisiones al respirar o estornudar.

El acero inoxidable ha sido siempre el material de uso más extendido en las industrias médica, farmacéutica y alimentaria, debido a dos factores:

  • Mínima adherencia de microorganismos.
  • Facilidad para la limpieza y ausencia de corrosión si ésta se hace correctamente.

Muchos estudios indican que los gérmenes pueden persistir en superficies como el acero inoxidable varios días. No obstante, la mayor tasa de supervivencia se produce en las primeras horas.

El gran enemigo de estos pequeños organismos es la limpieza. Los productos de higiene se llevan a los virus y las bacterias por delante, pero las superficies con alta rugosidad permiten que se mantengan sobre ellas, incluso después de haber aplicado productos desinfectantes y limpiarlos con trapos o bayetas.

Veamos su efecto:

papel de los abrasivos para acero inoxidable para reducir contagios

Por ello, las industrias citadas anteriormente siempre han tenido mayores exigencias en sus requerimientos de rugosidad cuando adquirían sus equipos.

Ahora, con la extensión y peligrosidad que nos han mostrado algunos virus como el coronavirus COVID-19, no serán las únicas en exigir que estos parámetros mejoren.

Otras industrias también valorarán la rugosidad por encima del acabado visual. Las empresas que procesan este material deberán adecuar estos procesos para responder a estas exigencias.

Si la secuencia de granos abrasivos empleados en el lijado de superficies con alta exigencia higiénica no es adecuada, nos podemos encontrar con estos huecos que permitirán la acumulación de microorganismos y dificultarán su eliminación.

Los hechos recientes nos han mostrado la importancia de la higiene para evitar contagios de todo tipo de enfermedades.

¡Un correcto proceso de lijado con bandas para pulir acero inoxidable será clave para esta nueva realidad!

Descubre más información sobre el acero inoxidable y su relación con la arquitectura en el mundo abrasivocómo satinar acero inoxidable o si el acero inoxidable se oxida.